Todos recordaremos que hacíamos aquel terrible día.
Yo tenía una comida ilusionante, y me desperté con mensajes confusos sobre un accidente de tren, que a los pocos minutos era un accidente con 10 muertos que fueron creciendo, como los trenes accidentados.
Imágenes del caos en los alrededores de Atocha, de policías municipales intentando junto a voluntarios anonimos rescatar vidas de entre los amasijos de hierros. Personas llorando. Ensangrentados.
Y la calle O,donell con un carril abierto, desierto, para dejar pasar a las ambulancias, el único sonido escuchado en aquel día.
Al mediodía llovía, y no se oía nada porque los coches caminaban silenciosos, miles de corazones llorábamos en el interior el olor ya a tragedia, el golpe a la democracia, al terrible dato que se veía venir. Y al final, los de la radio, con Thomas , cirujano, y yo comimos en Bice, en la calle Génova, hablando de lo mal que tenia Rocio Jurado salir con vida del cáncer de páncreas.
Tras la hora de la comida, sin ánimos mas que para hacer el seguimiento que hacían desde interior, y nos contaba minuto a minuto Angel Acebes, pegados a nuestra pantalla, con los servicios informativos en radios, nos iban entrando las angustias propias de esa sensación atroz que es presentir el calibre de la tragedia que íbamos descubriendo; la masacre barbara que unos pocos planearon y que acabo con centenares de vida, familias desechas para siempre, todo un sistema político y la esperanza de continuidad de un estado de bonanza democrática, que ahora, como las víctimas, dudo que vuelva jamas.
Queremos saber, porque queremos volver a creer.
¿Quien fue el, o los causantes de aquel atentado sangriento?
