Prejuicios y cambios.

Los prejuicios son como clavos en el camino, como arena que sobre los rodamientos de nuestra vida nos impide a veces reaccionar de la manera prevista para encontrar la salida oportuna, pero los llevamos marcados a fuego hasta el fondo de nuestra piel. 
Borrar de tu entorno lo que es opción, por educación, costumbre o experiencia anterior es un error común en todos los que no movilizamos nada por miedo al cambio. 
No movemos nuestro pensamiento religioso por terror a descubrir que hay muchas mas verdades que mueven corazones y  todas tienen parte de la verdad, miedo a descubrir que en todos los sitios, en cualquier rincón del mundo, hay vida, posibilidades de vida, presente y por tanto futuro. 

No movemos nuestra residencia física ni  el trazado vital que nos empuja;  nuestro habitáculo emocional ni variamos nuestras actitud política, aunque sepamos estar en la postura errónea porque ya que éramos así, sigamos sièndólo eternamente,  aunque no encaje ya el traje de nuestra vida en el cuerpo presente que poseemos y que nos  hemos labrado a base de inteligencia y experiencia vivida a golpe de desengaños y realidades.  
Los prejuicios, la imposibilidad del cambio nos hace menguar, impide nuestro crecimiento en libertad personal. 
Las rupturas con nuestro lastre mental nos da alas de madurez, de libertad ganada, de futuro incierto pero posible... y estos tiempos de cambios generales hacen que nos.. o yo!,  me plantee si vivir es algo tan único como mágico, como es que nadie luchamos por movernos hacia lo que de verdad nos pondrá el camino a la felicidad,  que no es mas que la valentía para afrontar mirarnos de frente, con los ojos de la verdad.  


Saber que el cambio es posible, que los sentimientos pueden crecer y que las personas, rodeadas siempre pero en absoluta soledad la mayoría, esperan de ti una mirada cierta y una verdad que asomarse a tus palabras.


Quema en la noche del 23  de este Junio extraño y que ardan en las hogueras de San Juan aquellos miedos, esos prejuicios y manías que se anteponen entre tu y el resto de tu vida. 


Quémalos para que ellos no te quemen a ti, y aprende a vivir del día a día que estrenamos cada mañana.