No entiendo el alboroto que se ha montado con la entrevista que la primera de televisión española, y Ana Pastor, le hizo al dictador presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad.
Y no lo entiendo porque, para un periodista una entrevista es para preguntar a fondo y conocer más información; por ello, destacar gritandolo que estamos todos tan acostumbrados a aceptar el baboseo mediatico de los profesionales, las entrevistas melifluas y los periodistas nulos, vendidos a un partido, a una televisión, sin neutralidad, ideas ni libertad de opinión, que cuando alguien dice algo comprometido y hace su trabajo, parece hacer algo excepcional fuera de la normalidad ; y en absoluto!; ¿heroína del Twitter, entrevista implacable?
No es así; ella hizo lo que debería hacer cualquier profesional de la comunicación y es, su trabajo, entrevistar y si el entrevista se deja, hacerlo bien; aunque yo eche en falta la pregunta sobre los derechos humanos con sus ciudadanos.
Y esa anécdota, la del pañuelo caído, (el Hijab) no me parece ninguna valentía, ya que ella no se lo quitó, como habríamos pensado y hecho otras muchas, ya que era en directo y por tanto sin escapatoria para él; con la pregunta de si no somos las mujeres unos iguales para su país y su gobierno; Y la triste realidad es que se le cayó incidentalmente, como ella misma ha reconocido.
Así que menos bombo, que no me parece para tanto...