Hay muchas cosas que nos rodean que nos hacen la vida un
poco mejor sin reparar mucho en ellas, ni en sus costes, y que la vida seria muy diferente si
prescindiéramos de estas.
Creo que ya he hablado en alguna otra ocasión de la falta de
atención que a veces damos a determinados aspectos cotidianos que rodean nuestra vida y que no se
ven. Observo siempre asombrada la falta
de perspectiva vital que tenemos a los asuntos que no lucimos como materiales.
Hablo de nuestra cama.
Yo creo que lo mas lujoso que tengo y jamás tendré es mi
cama, el sitio donde paso mas horas que con nadie. Elegimos con detenimiento minucioso
por ejemplo la televisión por marca,
sistema o tamaño, y sobre todo
los sillones de nuestra casa, dando por sentado que allí estaremos mucho tiempo
de nuestra vida, apoltronados; pero nada de eso es comparable al tiempo que, al
servicio de nuestro descanso y reparación, nos va a proporcionar nuestra cama.
Incluso es una inversión de salud.
Tengo que decir que solo en algunos de los hoteles americanos uno de los puntos fuertes son sus maravillosas camas; y destaco el hotel Trump Soho que es un sitio donde se puede dormir como abrazado por nubes.
El confort y el descanso se logra como todo en la vida,
cuidando hasta el ultimo y mas ínfimo detalle; la altura , el colchón, el
colchoncillo, (las fibras de que están hechos, que todo sea de materiales
naturales); la almohada, y las sabanas. No te fíes de los dichos de la gente en
materia de sueños; cada uno somos un mundo y así debe ser la elección,
personalizada. Durante años nos dijeron que un descanso duro era bueno para la
espalda y nos pusieron a todos a dormir en incomodísimos lechos.
Mi cama es el elemento de mas lujo en mi vida y el que va a
seguir siéndolo, cueste lo que cueste, a pesar de que ese punto no se muestre.
Si quieres rendir, invierte en descanso, ten lujo donde mas importa.