Una de las verdades mas inalienables es que cada uno cuenta la visión de un pasado en función de lo que les beneficie. Encontrar justicia en la memoria no es tarea fácil, sino imposible.
Y otra gran verdad, demostrada para mi, en los años de mi vida entera, es que la guerra la montan unos pocos con otros pocos, casi siempre muy pírados ambos, y la gran masa del resto es arrastrada y la sufre.
Dicho esto tengo que decir que me molesta esa toma radical de posturas de todos sobre algo que no vivimos y nuestros padres casi tampoco.
No se si opinar siquiera, sobre la actitud que nos incita a tomar partido en episodios tan lejanos y sangrientos a nuestro presente.
La guerra civil que sufrió España fue una locura de bandas enfrentadas en odio radical en las que el resto de los demás, la ciudadanía toda, tomaban postura muchas veces para comer alguna vez o llegar solo a poder sobrevivir; y si la valentía te hacia tomar postura clara, eras carne muerta.
En los pueblos por lo que cuentan, aun fue peor, ya que amigos, conocidos de siempre, vecinos y familias mezclaban antiguas rencillas para justificar con la guerra muertes de inocentes. Y si alguien llegaba a zonas rurales el primero que mataba allí, ese organizaba la matanza de enemistades fuesen por cerdos, tierras, manías dineros o deudas.
Madrid sufrió como siempre mucho la contienda; duramente los asedios de unos y otros, pero cuando la guerra estaba pronta a terminar, porque los republicanos perdían la capital, hicieron lo que hacen los cobardes, asesinar a diestro y siniestro.
Y ahí entra en la historia mas cruel, el nombre de Carrillo. Asesinar a cuantos podían, a los que estaban ya contentos porque aunque encarcelados por ser de familias educadas, religiosas, escritores, nobles, parecía casi ya el tiempo de volver a casa. No digo que legionarios o ejércitos franquistas tuvieran perdón, que no lo tienen. Los mismos locos con distinto color político, pero las mismas ganas de destrucción por el botin político.
Madrid siempre fue una plaza fuerte para la cultura, como antaño lo fue Barcelona y eso le trajo represalias sangrientas. El joven Carrillo ya el mismo día que le nombran director general de seguridad en Madrid comienza a matar a destajo a todos los que podía.
Este testimonio que se ha recuperado, fiable como el que mas da muestras del tipo de escoria miserable que tenia Santiago Carrillo por corazón.
http://www.diarioya.es/content/un-documento-comprometedor-para-santiago-carrillo-vuelve-a-la-luz
El odio sin sentido a los que son distintos a ti ha sido una constante en los revolucionarios de izquierda, de aquí y de allá, empeñadas en exterminar siempre a quienes no comulgan con su ideología. Tal vez la transición perdono las fechorías pasadas a Carrillo y a todos los demás, tal vez nadie debería hablar hoy de aquellos ultrajes, pero viendo la tremenda herida que ha vuelto a abrir el maldito Zapatero con su sesgada ley de memoria histórica, auspiciada con manipuladores de masas como Garzon, viendo eso que han causado, solo quiero recordar estos hechos contados por gente que los vivió en primera fila, con datos; y recordar lo que decía mi madre que muy pequeña en la guerra cada dia le contaba la suya, de la penita que daba como mataban a los religiosos como conejos y como torturaban y violaban a monjas de conventos por todo Madrid. Tal vez esto este bien, y sea permitido por la política revolucionaria. Tal vez un cuerpo a cuerpo entre milicianos y legionarios sea justo, pero esto de coger gente inocente y ejecutarla por la espalda a miles, no es como para hacerle homenajes al causante, no señores, por mucho que la ley de olvido que firmo Suarez lo haya sobreseido.
Perdonado, no se; olvidado yo creo que no...
Esta es la imagen del personaje que muchos vieron justo en el momento antes de su muerte.